Como abogado me planteo cuál es mi función ante un conflicto.

En el ámbito familiar, en el divorcio, el abogado suele recibir al cliente una vez ha surgido el conflicto, que rara vez es resoluble.

Hay que tener una cuestión clara, el divorcio no es la solución a los problemas familiares, es el remedio y si no se resuelve bien puede ser otro problema, distinto a la crisis matrimonial, pero otro gran problema.

Los abogados matrimonialistas no son mediadores y aunque en ocasiones mediemos lo hacemos en la fase del divorcio, para poner a las partes de acuerdo en la forma de regir la nueva relación que surge a raíz del mismo, pero nunca en la crisis matrimonial.

Quizás una posible solución a la crisis de pareja sea la mediación familiar, hoy tan de moda por la publicación de la Ley 5/2012, de 5 de marzo, que si funciona podría poner fin al conflicto familiar.

Pero tras el fracaso de la mediación o en ausencia de la misma, el abogado de familia suele intervenir cuando el conflicto familiar es irresoluble, por eso mi opinión es que el divorcio nunca es una solución sino un remedio a los problemas de pareja.

Siempre que se pueda, recomiendo el divorcio de mutuo acuerdo, consensuado, y a ser posible ante un único abogado que asesore e intervenga como catalizador de las posturas de las partes. Mi experiencia me dicta que aunque el divorcio haya sido de mutuo acuerdo, cuando intervienen dos abogados distintos que defienden en esa negociación los intereses de sus clientes, la relación posterior nace resentida, puesto que ambas partes han entrado en conflicto durante la negociación, aunque no el divorcio no haya sido contencioso desde el punto de vista judicial.

Una negociación en un divorcio de mutuo acuerdo en la que una parte trate de aplastar a la otra, puede suponer una “victoria” en esa negociación o, si se quiere ver así, en el procedimiento judicial de divorcio, pero acaba de crear un grave problema en lo que concierne a la relación futura, puesto que nace con un mal sentimiento en una de las partes.

El divorcio, sea contencioso o de mutuo acuerdo, no puede ser un problema más que una solución y siempre recomiendo a mis clientes que tengan apertura de miras, puesto que el divorcio es el final de la relación matrimonial, pero es el comienzo de una nueva relación, que en el caso de existir hijos menores puede alargarse bastante más de una década.
Algunas veces hay que sopesar que 30 € más o menos al mes no puede ser el motivo de una constante discordia.

En Alcalde Abogados siempre intentaremos defender mejor sus intereses en litigio sin perder de vista lo anteriormente indicado, que el divorcio no es el final sino el comienzo de una nueva relación.

Alcalde Abogados.

Abogados matrimonialistas en Córdoba. Abogados de familia.

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